Con la llegada del buen tiempo las alfombras dejan de sernos útiles en nuestros hogares y su almacenamiento se puede convertir en un dolor de cabeza, sobre todo con las nuevas dimensiones de las casas actuales. Al tratarse de un objeto voluminoso se suele optar por almacenarlas en el trastero o en el sótano. Es recomendable no guardarlas en sitios así, ya que la mayoría de las veces estos habitáculos no se encuentran correctamente ventilados y debido a esto, los niveles de humedad suelen ser muy altos. De igual manera debemos de tener especial cuidado con la exposición directa al sol o lugares muy calurosos.
La manera correcta del almacenaje de estos elementos decorativos es la de enrollarlos cuidadosamente, siempre con el pelo hacia adentro y podemos utilizar como guía un tubo de cartón, que nos ayudara a evitar que se produzcan arrugas. Es recomendable el uso de bolas de neftalina que protegerán los tejidos de la presencia de insectos no deseados.
Una vez enrollada la alfombra, colocaremos una cinta para evitar que pierda la tensión y se arrugue. Una vez anudada la introduciremos dentro de una bolsa de plástico, si se queda corta utilizaremos otra bolsa de plástico por el lado opuesto y sellaremos con cinta adhesiva.
Es recomendable desenrollar la alfombra cada cierto tiempo si su almacenaje va a ser prolongado ya que cualquier tipo de contaminación de insectos podría deteriorar su composición y la no detección temprana de estos mismos podría causar daños irreparables.
Si se va a almacenar en un sótano o trastero evite dejarla en contacto directo con el suelo, ya que se podría producir una inundación y esto provocaría problemas de humedad, así que colóquela en un lugar elevado.
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