El invierno esta a la vuelta de la esquina y con el otoño ya encima, seguro que nos hemos planteado en más de una ocasión comenzar a encender la calefacción para hacer que la temperatura de nuestros hogares sea más placentera. Antes de realizar el primer encendido es recomendable seguir una serie de pautas para que nuestros radiadores funcionen a pleno rendimiento y el consumo de energía sea el mínimo.
En primer lugar, comenzaremos con la purgación del aire que nuestros radiadores, las calefacciones funcionan con un circuito de agua cerrado en los que muchas veces se introduce aire, si notas que tu sistema de calefacción tiene un reparto de calor irregular en los radiadores y produce ruidos es más que probable que nuestros radiadores contengan aire. Este problema tiene fácil solución ya que todos los radiadores constan de una válvula de purgado, lo primero que haremos sera colocar un cubo justo debajo de la misma, para abrirla giramos el tornillo que normalmente se encuentra al lado del termostato (un cuarto de vuelta debería de ser suficiente) una vez comienza a salir el agua turbia deberemos de volver a cerrar la válvula.
Una vez que tenemos el aire fuera de nuestros radiadores es el turno de la limpieza exterior de los mismos.
Con los radiadores apagados eliminaremos todo el polvo que se deposita entre las secciones y en la parte trasera de estos, al tratarse de cavidades tan pequeñas y de difícil acceso existen cepillos especiales que pueden adaptarse a formas para acceder fácilmente a esas cavidades, si no disponemos de estos cepillos podemos utilizar la aspiradora convencional o incluso un secador de pelo, utilizando la máxima potencia dirigiéndolo hacia las cavidades mas complicadas conseguiremos arrastrar toda la suciedad acumulada. Es recomendable utilizar productos desinfectantes para eliminar todo rastro de bacterias y ácaros.